A
veces tengo la sensación de que somos espectadores pasivos de una realidad que no
es nuestra y que nos supera, aunque no lo hago con especial referencia a mi
persona, que también. Son muchas las circunstancias que no comprendemos y por ende no controlamos.
Hemos aprendido, a lo largo del tiempo, que estamos ante una “indefensión
aprendida” permanente y que no encontramos una acción que pudiera sacarnos de
esta situación.
La
sociedad “líquida” que define Zygmunt Bauman nos enfrenta a una sociedad cada
vez más compleja y esta complejidad está movilizando las “viejas” estructuras
de la sociedad que parecen asentarse sobre “arenas movedizas”. La destrucción
de los antiguos modelos que nos daban seguridad están provocando una
incertidumbre tan grande que está neutralizando
la acción ciudadana.
Vivimos
un cambio social radical y múltiple que es tan rápido que no nos da tiempo a
digerir toda la información que nos facilita la sociedad de redes, combinándose
la rapidez de los acontecimientos con la enorme información que nos llega a
tiempo real.
Sin
embargo, ante todos estos cambios, sí percibimos que son muchas las fuerzas que
nos sitúan a los ciudadanos en una posición donde nos califican con un “cero”
en aplicación y derechos, además a la “izquierda” y resalto “a la izquierda” porque muchos de estos peligros
y recortes sociales conquistados tras décadas de lucha, vienen precisamente de
la derecha. Y estos “listillos”
aprovechan el desconcierto general para hacer de las suyas.
Los
mercados, los poderes financieros, la banca, no son humanos, es decir, sus
objetivos no son para aumentar la felicidad bruta nacional (FBN) o la felicidad bruta interna (FBI). Estos indicadores no son tenidos en
cuenta por el clásico producto interior
bruto (PIB) y que han sido la
reivindicación de la gente desde hace muchos años, pero la ilusión de
alcanzarlos se está transformando en un espejismo y parece desvanecerse por las cloacas de las cuentas de
resultados.
Así que, pensándolo
mejor, el cero os lo damos a vosotros, a nuestros queridos “apóstoles” que no
hacen otra cosa que pensar en nosotros. Hay que levantar el ánimo y cantar de cerca y gritar alto que hacen
falta equipajes en la gente. Tenemos que recuperar nuestro abrigo que nos
proteja del frío antes de que nos dejen en pelotas. Ah! Y estamos muy a gusto
donde estamos, en la izquierda.
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