miércoles, 2 de enero de 2013

“Día mundial del silencio, 2 de enero 2013”

Hija ¿Sabes que le pasa a tu padre? No, ¿Es que le pasa algo? Que está toda la mañana sin abrir la boca, está muy raro. Bueno, no te preocupes, ya lo conoces cuando se pone “meditabundo” no conoce a nadie. No, no, es que no habla nada, no escucha, se te queda mirando fijamente y hasta me da miedo. Que no hable es normal en él, es un poquito raro pero eso tienen los poetas. ¡Qué poetas, ni que niño muerto! Yo creo que está enfermo y no nos lo quiere decir. Anda no te alarmes mamá, espera un rato y verás cómo se le pasa todo. Pero bueno, ¡Como no me voy a preocupar! ¿Sabes lo que ha hecho esta mañana? Ha salido a comprar el periódico y cuando yo he ido para comprar la fruta, me han parado cinco vecinos para preguntarme qué le pasa a tu padre, que si está enfadado con ellos porque no los saluda; al vecino, que es un poco sieso, en vez de saludarlo se ha reído en su propia cara y dice este que le ha hecho un gesto muy raro con la mano, todo sin mediar palabra. No les hagas caso, ya conoces a la gente que son unos chismosos. ¡Qué chismosos! Sabes que no son cotillas, incluso a la farmacéutica ni la ha saludado, con lo educada que es ella. ¡A donde vamos a parar! ¡Está enfermo, yo lo sé! Pero él no lo quiere decir. Bueno, será un mudo hablador que ha dejado de hablar, ya sabes, son los pesticidas según dice mi padre. Eres tan gansa como él, esto no es para tomarlo a broma ¡Dios mío que hecho yo para merecer esto!

Me tienes muy preocupada y no es justo que me trates así, ¡Por favor, háblame! Pero no me mires de esa forma, tienes ojos de besugo y pareces un alelao. Bueno, no quiero preocuparte, solo que estoy cumpliendo una promesa que es un experimento. ¿Quieres comer ya? Hay dieta de espárragos. Bien, lo que tú digas, mira quiero que sepas que cuando uno está en silencio, no quiere decir que no quiera hablar, ¡al contrario! Hay una necesidad urgente de comunicarse, tenemos que comunicarnos más. ¡Eres insoportable! Tú sigue así, sin hablar y con esa cara de tonto, debes de saber que yo te quiero y necesito que tú me quieras también, son tantos años juntos que, a veces, parece que no tengamos nada que decirnos y es todo lo contrario, cada día que pasa es un día menos en el calendario y como comprenderás no estamos en una época de derroche, tenemos que aprovechar mejor el tiempo. Te comprendo muy bien y tienes razón, debemos mantener la ilusión de siempre y para eso es necesario hablar y comunicarse, aún tengo muchas cosas que decirte y, más ahora, que uno va recapitulando muchas etapas de la vida. ¿Recuerdas cuando nos mirábamos fijamente a los ojos? Podíamos estar así durante horas y no necesitábamos decirnos nada. ¡Bien, bien, lo has comprendido! Es estupendo estar callados, ¿Te das cuenta? no necesitamos hablar y si lo hacemos, debe ser con sosiego, con calma, con tranquilidad, necesitamos más silencio para escuchar las palabras, el ruido y las voces no nos dejan la concentración suficiente para prepararnos a una escucha activa, tenemos que estar pendientes uno del otro, de nuestros gestos, de nuestra actitud. Bueno, no sé pero creo que estoy hablando sola, me estoy volviendo loca. No, no, me estás escuchando en silencio, vamos bien, no te desesperes, lo más importante es que me mires a los ojos. Por cierto, te he dicho alguna vez que tienes ojos de borrego, especialmente cuando me miras con esa cara de retrasado, ¡Me tienes harta! Es que no puedes hablar como cualquier persona normal.

Como creo que me estás escuchando, quiero decirte que te he concertado una cita, para esta tarde, con tus colegas a quien tanto quieres, he llamado al neurólogo, amigo tuyo, para que te vea. Bueno, bueno, ahora sí que creo que te estás volviendo loca, mira te escribiré en un papel lo que pasa - ¡No puedo hablar tengo una promesa!- Ves, ¡ya lo decía yo! A ti te pasa algo ¿Porqué no puedes hablar? ¿Desde cuándo estás así? He hecho bien, ¡Que te vea el neurólogo! En fin, la ilusión era una pompa de jabón y se ha explotado ¡Qué difícil es la comunicación! Ni siquiera con quien llevas junto toda la vida, parecemos al Rajoy con la Ángela Merkel, bueno en este caso las palabras son órdenes que van en un solo sentido y más que comunicación, es sumisión.

¡Buenas tardes! Te he llamado porque mi marido, desde esta mañana, es incapaz de articular palabra, él me ha escrito en un papel que no puede hablar ¿Qué puede ser? Bien, parece que tiene una afasia por afectación del hemisferio cerebral izquierdo, es posible que sea un ictus, porque ¿No se ha dado ningún golpe en la cabeza ni tampoco parece tener una infección? De todas formas hay que hacer un diagnóstico diferencial entre la afasia de Broca, de Wernicke, de una afasia de conducción, o bien, de una afasia transcortical motora, sensorial, mixta o anómica. ¡Tiene cojones! Cuantas palabras para describir un experimento, pero claro le hacía tanta ilusión que me viera el neurólogo... ¡Seguro que este gachupín me encuentra algo! Bien, tenemos que dejarlo hospitalizado y mañana, a primera hora, le haremos todas las pruebas. ¡Me cago en la puta!

Oh! Doctor ¡Ha reaccionado! ¡Puede hablar! Esto ha sido una curación milagrosa, ¡Qué bueno es Vd. doctor! Buenas tardes y adiós, por cierto, ¡Muchas gracias por sacarme de este trance experimental! Ahora soy más feliz. Bien, pero no se confíe, esto puede ser una curación transitoria, mañana a las nueve aquí para la resonancia magnética. No se preocupe Dr. aquí estaremos.

Pues sí, ¡Yo lo había decidido! Me instalé en el silencio y he dejado de hablar, aunque solo por 24 horas, que no se cumplieron, para conocer los problemas de la comunicación, pero, ¿Cuáles han sido las consecuencias? si es que las ha habido. Sin embargo, lo más seguro es que guarde silencio y continúe con mi experimento, si no quiero morir a mano de una dulce dama, creo que estará contenta y que me prefiere hablando aunque diga tonterías o, por el contario, no diga nada, ni que nadie me entienda.

Entre las conclusiones más importantes, es que el sonido del silencio puede ser atronador hasta dejarte sordo. Pero no me quiero referir a la melancolía y sí al sonido que yo deseo oír, es decir al que parece que no escucha nadie. Este sonido no tiene que ver con los decibelios, bajos o muy altos. El silencio de mis vecinos, que no paran de hacer ruido o el de mi cabeza, que está todo el día llena de zumbidos y que, configuran los problemas de la comunicación del siglo XXI. Parece que vivimos en una isla de sonido, pero no importa porque nadie se queja. El nuevo paradigma de la comunicación es que todo el mundo habla y nadie escucha, ni oye nada, actuamos como si no pasara nada y seguimos hablando. Lo cierto es que no lo necesitamos, ni queremos oír a nadie, todo nos molesta y, lo que es peor, que nos cansen con cuentos que no nos interesan y que pueden quitarnos el sueño. ¿Nos estamos adiestrando para cuando, tarde o temprano, tengamos todo el tiempo del mundo para dejar de hablar y soñar en el ensueño eterno?

 Actuamos como células independientes y autónomas, que nos definen como seres humanos pero, sin embargo, mucho hemos cambiado para mutarnos en el “homo clausus”. Esta mutación social nos incapacita para la supervivencia, ¿Echaremos en falta el sonido del silencio cuando cambiemos de domicilio a la calle del silencio perpetuo?

En fin, para contribuir al bienestar y a la confusión total del caos, proclamo y propongo el “Día mundial del silencio” (2 de enero), seguro que aumenta la confusión de la comunicación y podremos descansar por unas cuantas horas.

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