Me tienes muy preocupada y no es
justo que me trates así, ¡Por favor, háblame! Pero no me mires de esa forma,
tienes ojos de besugo y pareces un alelao. Bueno,
no quiero preocuparte, solo que estoy cumpliendo una promesa que es un
experimento. ¿Quieres comer ya? Hay dieta de espárragos. Bien, lo que tú digas, mira quiero que sepas
que cuando uno está en silencio, no quiere decir que no quiera hablar, ¡al
contrario! Hay una necesidad urgente de comunicarse, tenemos que comunicarnos
más. ¡Eres insoportable! Tú sigue así, sin hablar y con esa cara de tonto,
debes de saber que yo te quiero y necesito que tú me quieras también, son
tantos años juntos que, a veces, parece que no tengamos nada que decirnos y es
todo lo contrario, cada día que pasa es un día menos en el calendario y como
comprenderás no estamos en una época de derroche, tenemos que aprovechar mejor
el tiempo. Te comprendo muy bien y tienes
razón, debemos mantener la ilusión de siempre y para eso es necesario hablar y
comunicarse, aún tengo muchas cosas que decirte y, más ahora, que uno va
recapitulando muchas etapas de la vida. ¿Recuerdas cuando nos mirábamos
fijamente a los ojos? Podíamos estar así durante horas y no necesitábamos
decirnos nada. ¡Bien, bien, lo has
comprendido! Es estupendo estar callados, ¿Te das cuenta? no necesitamos hablar
y si lo hacemos, debe ser con sosiego, con calma, con tranquilidad, necesitamos
más silencio para escuchar las palabras, el ruido y las voces no nos dejan la
concentración suficiente para prepararnos a una escucha activa, tenemos que
estar pendientes uno del otro, de nuestros gestos, de nuestra actitud.
Bueno, no sé pero creo que estoy hablando sola, me estoy volviendo loca. No, no, me estás escuchando en silencio,
vamos bien, no te desesperes, lo más importante es que me mires a los ojos.
Por cierto, te he dicho alguna vez que tienes ojos de borrego, especialmente
cuando me miras con esa cara de retrasado, ¡Me tienes harta! Es que no puedes
hablar como cualquier persona normal.
Como creo que me estás
escuchando, quiero decirte que te he concertado una cita, para esta tarde, con
tus colegas a quien tanto quieres, he llamado al neurólogo, amigo tuyo, para
que te vea. Bueno, bueno, ahora sí que
creo que te estás volviendo loca, mira te escribiré en un papel lo que pasa - ¡No puedo hablar tengo una promesa!- Ves, ¡ya lo decía yo! A ti te pasa algo ¿Porqué no puedes hablar?
¿Desde cuándo estás así? He hecho bien, ¡Que te vea el neurólogo! En fin, la ilusión era una pompa de jabón y
se ha explotado ¡Qué difícil es la comunicación! Ni siquiera con quien llevas
junto toda la vida, parecemos al Rajoy con la Ángela Merkel, bueno en este caso
las palabras son órdenes que van en un solo sentido y más que comunicación, es
sumisión.
¡Buenas tardes! Te he llamado
porque mi marido, desde esta mañana, es incapaz de articular palabra, él me ha
escrito en un papel que no puede hablar ¿Qué puede ser? Bien, parece que tiene
una afasia por afectación del hemisferio cerebral izquierdo, es posible que sea
un ictus, porque ¿No se ha dado ningún golpe en la cabeza ni tampoco parece
tener una infección? De todas formas hay que hacer un diagnóstico diferencial
entre la afasia de Broca, de Wernicke, de una afasia de conducción, o bien, de
una afasia transcortical motora, sensorial, mixta o anómica. ¡Tiene cojones! Cuantas palabras para
describir un experimento, pero claro le hacía tanta ilusión que me viera el
neurólogo... ¡Seguro que este gachupín me encuentra algo! Bien, tenemos que
dejarlo hospitalizado y mañana, a primera hora, le haremos todas las pruebas. ¡Me
cago en la puta!
Oh! Doctor ¡Ha reaccionado! ¡Puede
hablar! Esto ha sido una curación milagrosa, ¡Qué bueno es Vd. doctor! Buenas
tardes y adiós, por cierto, ¡Muchas gracias por sacarme de este trance
experimental! Ahora soy más feliz.
Bien, pero no se confíe, esto puede ser una curación transitoria, mañana a las
nueve aquí para la resonancia magnética. No se preocupe Dr. aquí estaremos.
Pues sí, ¡Yo lo había decidido!
Me instalé en el silencio y he dejado de hablar, aunque solo por 24 horas, que
no se cumplieron, para conocer los problemas de la comunicación, pero, ¿Cuáles
han sido las consecuencias? si es que las ha habido. Sin embargo, lo más seguro
es que guarde silencio y continúe con mi experimento, si no quiero morir a mano
de una dulce dama, creo que estará contenta y que me prefiere hablando aunque
diga tonterías o, por el contario, no diga nada, ni que nadie me entienda.
Entre las conclusiones más
importantes, es que el sonido del silencio puede ser atronador hasta dejarte
sordo. Pero no me quiero referir a la melancolía y sí al sonido que yo deseo
oír, es decir al que parece que no escucha nadie. Este sonido no tiene que ver
con los decibelios, bajos o muy altos. El silencio de mis vecinos, que no paran
de hacer ruido o el de mi cabeza, que está todo el día llena de zumbidos y que,
configuran los problemas de la comunicación del siglo XXI. Parece que vivimos
en una isla de sonido, pero no importa porque nadie se queja. El nuevo
paradigma de la comunicación es que todo el mundo habla y nadie escucha, ni oye
nada, actuamos como si no pasara nada y seguimos hablando. Lo cierto es que no
lo necesitamos, ni queremos oír a nadie, todo nos molesta y, lo que es peor,
que nos cansen con cuentos que no nos interesan y que pueden quitarnos el
sueño. ¿Nos estamos adiestrando para cuando, tarde o temprano, tengamos todo el
tiempo del mundo para dejar de hablar y soñar en el ensueño eterno?
Actuamos como células independientes y
autónomas, que nos definen como seres humanos pero, sin embargo, mucho hemos
cambiado para mutarnos en el “homo clausus”. Esta mutación social nos
incapacita para la supervivencia, ¿Echaremos en falta el sonido del silencio
cuando cambiemos de domicilio a la calle del silencio perpetuo?
En fin, para contribuir al
bienestar y a la confusión total del caos, proclamo y propongo el “Día mundial del silencio” (2 de enero),
seguro que aumenta la confusión de la comunicación y podremos descansar por
unas cuantas horas.
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