Esta época, de
grandes cambios, nos está cogiendo anestesiados, es curioso que nuestra
conciencia esté tan adormecida que, cuando queramos darnos cuenta, será
demasiado tarde. Vivimos un tiempo tan convulso que nos marea y nos atonta, sin
embargo, hay muchas lucecitas rojas que tampoco percibimos. Estamos cambiando
nuestra escala de valores, aquí quien no se enriquece es porque no puede o porque
es tonto y el listo, lo hace a cualquier coste, en la sociedad del “todo vale”,
por ejemplo el caso Bárcenas donde nuestros “apóstoles” nos encaminan a la
austeridad, incluso a la pobreza, mientras que ellos, los elegidos, los
“listos”, viven sin ningún tipo de moral ni de ética y si tienen problemas de
conciencia se la lavan con unos sobres blancos llenos de una planta adormidera
llamada “dinero”. ¡Bien por la ley del embudo para los pobres! ¡Qué se jodan!
¡Qué asco!
Sí, es verdad, hay
una crisis económica, política, moral, etc. en definitiva, lo más importante,
es una crisis de la ciudadanía, pero para más inri inducida por nuestros
proveedores de la moral. El individualismo, como rasgo de carácter de las
sociedades modernas, el aislamiento social, la alienación del “homo clausus”
está desintegrando algunas de las características, más vitales, del ser humano
como son: la solidaridad, el asociacionismo, el apoyo social. Pero este es el
cambio y el impulso por el que debemos de actuar con urgencia. Hay que
rebelarse con todas nuestras fuerzas.
El modelo y el
sistema social son corruptos y nos está abocando hacia el precipicio. Pero el enemigo
es poderoso y el objetivo real de esta “Comedia de los Conversos” es poner fin
al Estado. El poder de los consorcios en una economía globalizada está en manos de los mercados, la OMC, el
Banco Mundial, etc. que son los que toman las decisiones políticas sin que
nadie les haya votado. Estamos ante la nueva dictadura del siglo XXI.
Ellos, nuestros
guías, los apóstoles, defienden con la boca pequeña pero con gran convicción
interior, que sin un Estado fuerte estamos mejor, especialmente para los que
manejan el dinero e, incluso, a nosotros mismos. Su letanía es que aquí, en
este mundo globalizado ¡NO SE REGALA NADA! Los ineptos y los pobres de
solemnidad y de espíritu no tienen cabida, solo los “guerreros del antifaz” que
saben esconderse y ocultar sus verdaderos intereses, que no son más que los suyos
propios y los del capital.
Desde hace años
se viene organizando una voladura-implosión controlada, no solo del Estado de
Bienestar, sino del propio Estado, ¿Para qué lo queremos? ¿Sirve realmente para
algo? ¡Pues sí! Por ejemplo, para proteger al más débil, para una mayor
justicia social, para ser más humanos ante tanto crápula y sinvergüenza que nos
están llevando a la ruina material y moral y, para preservarnos de los abusos
de los poderosos que nos “esclavizan” cada día más. El viejo sueño del
“capitalismo sin fronteras” capitalismo
sin trabajo; más capitalismo sin impuestos requiere actuar sincronizada
mente sobre diferentes pilares del Estado. Por tanto, con todas estas reformas,
llevadas a cabo, en nuestro país, por políticos de escasa inteligencia y con
gran lealtad a sus procreadores, están acabando con la dignidad de las personas
e inoculando el miedo para yugular la reactancia de la población. Quieren un
país de súbditos esclavizados a los dictados del poder del dinero, pero esto no
lo hacen gratis, aunque a ellos les suponga su propia autolisis ya que reciben
sus recompensas (véase el caso Bárcenas). Destruyen el pleno empleo clásico e
introducen cambios de “modernidad”: flexibilización, trabajo desmembrado,
precariedad laboral, trabajo informal esclavizado, etc.
El paso
siguiente es hacia la “anarquía mercantil”. Un mercado sin reglas de juego.
La política del
escándalo, la identificación de lo político con lo corrupto, la personalización
de la política con mensajes negativos y de desprestigio, coadyuvan al desmoronamiento del Estado y al fin de la democracia. Estamos ante un Golpe de Estado inducido y provocado desde
el propio Estado, de ahí la enorme gravedad del problema. Estos evangelizadores
e ideólogos están enloquecidos, se comportan como los últimos fascistas de las
cortes de Franco que se auto inmolaron por una España grande y libre, ¡vivir
para ver! Aunque tampoco podemos olvidar a los nuevos espacios políticos de los
medios de comunicación, pertenecientes a las misma jefatura y a las directrices
del mercado.
¡El futuro es hoy! y no podemos esperar
más. Hay que salir a la calle y protestar con firmeza y asertividad.
¡Hay que parar esta locura! porque
mañana será muy tarde.

Que razón tienes. Hay que despertad ya!!! Ahora es el momento. Nos estan acorralando. Mañana será demasiado tarde. Un abrazo
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