jueves, 21 de febrero de 2013

Una cápsula espacial de 21 milímetros, “Goodnight, sweetheart”


A mi Alicia, el Nautilus

Mi agradecimiento a Donald Walters

 

¿Quién podría calmar este desasosiego que no me deja descansar?
¿Por qué tengo estas pesadillas que no me dejan dormir?
¿Hasta cuándo duraran? En realidad ¿Existe alguna solución?

 Parece que no hay esperanza, siempre me despierto con la misma canción. Cada día aparece  algo nuevo que me perturba cada vez más y, aunque no quiera, me voy sumergiendo poco a poco dentro de una gran pocilga llena de un lodazal repugnante.

 La situación política, social, económica, moral y un largo etcétera es, sencillamente, insoportable. La entrada en el siglo XXI está llena de malos presagios para el bienestar, presente y futuro, de la gran mayoría de la gente. Cada año que pasa aparecen más elementos para la desesperación y con este tercer lustro, en 2013, el desmoronamiento personal y social está en sus horas más atronadoras. La gran mayoría de los ciudadanos estamos afligidos, desesperados, sin fe en la política y en los políticos, agobiados, desmoralizados, sin ningún futuro. Y todas estas desgracias no vienen solas, siempre afecta a los más necesitados, menesterosos y pordioseros de un sistema que, desde la historia de los tiempos, ataca al mismo sector de la población. Despertamos cada mañana con noticias tan desgarradoras que el café sabe a cicuta, nauseabundo, desagradable y el estómago se encoge hasta arrebatarte las ganas de seguir en esta lucha. Sin embargo, me resisto a pensar  ¡Qué pare este maldito autobús que yo me bajo en la próxima! Esta misma mañana una mujer joven de 47 años, se ha quemado a lo bonzo en una sucursal bancaria de Castellón, ¿Cuántos ciudadanos tienen que morir más por los desahucios? Una sociedad que permite esta injusticia, tan terrible, no merece ningún adjetivo de humanidad. Es despiadada, inhumana, brutal, es repudiable desde cualquier tipo de análisis y nos produce arcadas y un desprecio hasta la náusea.

 Es posible  que cuando pasen varias décadas, podamos hacer un análisis comparativo de todos estos fenómenos desde la perspectiva que nos marca el tiempo; por ejemplo, el siglo XX ha sido el más cruel de la historia de la humanidad: dos guerras mundiales, decenas de millones de muertos y una guerra dislocada de las industrias de armamento, incluidas las cabezas nucleares para destruir el planeta una docena de veces. Sin embargo, ya hemos aprendido, en lo poquito que llevamos del siglo XXI, un nuevo concepto de “guerra”. Somos tan sibilinos que hemos renovado otras fórmulas para eliminar a la gente sin mancharnos de sangre. Si el trabajo es cada vez más precario, junto al abandono del Estado hacia los problemas sociales, estamos llenando las arcas de nuestro país con pobres, pero pobres de solemnidad, los excluidos de este mundo. Si nos arrebatan nuestro futuro y el de nuestra familia, la desesperación y el miedo serán los atributos de esta sociedad. Algunos piensan que estamos ante un nuevo cambio de era, pero realmente lo que sucede es que se está  devaluando tanto al ser humano que será difícil de recuperarlo.

 Sin embargo, a pesar de toda esta podredumbre que nos rodea, he decidido integrarme en el futuro, para ello necesitaré un nuevo circuito en mi propio chip para poder concentrarme, con libertad, en esta cápsula de 21 milímetros. Es verdad que la envoltura todavía ocupa poco espacio, pero suficiente para iniciar un mapa de actividad con la voz de la calma, dejando atrás la incertidumbre con la ayuda de la “nanotecnología eudaimónica”. En esta tarea podemos crecer juntos y estoy convencido de que vamos a caminar en la buena dirección. Para ello es necesario hacer algunas “reformas”, hay que sustituir algunos sentimientos globales como la ambición, el egoísmo, la codicia y la corrupción.

 La primera medida que necesitamos es alcanzar el sueño de lo infinito para recuperar los ecos de la alegría perdida, y ¿Cómo podemos conseguir esto? Con una “palabreja” muy rara, la Eudaimonia, palabra griega que quiere decir la plenitud del ser, traducida comúnmente como “felicidad”. Según Aristóteles, el fin o bien último que persigue el hombre es la Eudaimonia o sea, felicidad, entendida como un estado de la mente y alma, relacionado con la alegría o al placer

 Después del milagro de la genética, tenemos la gran suerte de haber sido agraciados en este viaje. Hagámoslo más fácil para la inmensa mayoría de los mortales. Podemos colonizar un mundo más feliz, para lo cual, hay que recordar la fugacidad de la vida. Todos los seres humanos buscamos lo mismo, la felicidad ¡Vale la pena!                                      

 Mi querido “eudaimonio”, aunque ahora eres un querubín muy pequeñito, sin sexo que te distraiga, con solo unos dos centímetros de espacio ocupado, estás en la entrada a la libertad. Además, este lecho de amor líquido donde juegas es compatible con la diversión ¡No lo olvides!  Pásalo bien el tiempo que estés dentro del nautilus. El amor es un mago que te abriga en la oscuridad para que esta no te dañe. Además, deberías ir a lo tuyo, que no es otra cosa que sentirte seguro, protegido, no le tengas miedo a la noche, la oscuridad que te rodea no puede hacerte daño, al contrario, te abriga y te calienta y ese líquido donde nadas es el amor que te aleja de la incertidumbre. La memoria de alguna alegría perdida, aunque sea amable y cariñosa, te ayudará para que seas un ser más libre y alegre. Vives en una cápsula espacial de 21 milímetros y te espera un viaje apasionante, ahora estás en medio del espacio, viajando a través de la noche pero muy pronto la luz te envolverá y yo estaré allí, te veré al amanecer, mientras voy preparando tu futuro, voy a luchar para que encuentres un mundo de luz que te envolverá hasta abrir tu corazón. Siempre estaré atento, te cuidaré y lucharé contra tus preocupaciones.

 Mientras llega el día del “alumbramiento” y hasta que seas expulsado, desde el interior del nautilus, aprovecha la noche, es tan bella como el día y no debes tener miedo, el temor es irreal. La luz de las estrellas adornan tu pequeño cuerpecito y los rayos plateados te traerán paz. Si quieres, yo te puedo acompañar viajando a la deriva por las estrellas, pero ¡Ten cuidado! deja en paz a tus sueños no sea que te los roben. Goodnight, sweetheart”

2 comentarios:

  1. Qué bonico!!, muchas gracias guapo....te quiero mucho!

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  2. Pepico querido, sigues teniendo el mismo email de tu Empresa?
    te quisiera enviar un archivo. Me da mucha alegria encontrarte.
    un abrazo. Concha Ramos

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