martes, 14 de mayo de 2013

ADIÓS A LA “EXCELENCIA”


¿Por qué jubilan de una tacada, en la Comunidad de Madrid, a tanto talento junto? Se trata de médicos, Jefes de Servicio de hospital con más de 30 años de experiencia, a los que nadie les ha preguntado si ellos prefieren continuar trabajando ya que están en plenas condiciones físicas e intelectuales. Qué gran paradoja, los mismos políticos que nos invitan a jubilarnos a los 70 años, contradicen su acción política al decidir, en este caso, todo lo contrario. Pues bien, ¿Cuál es el misterio que se oculta detrás de esta medida? Yo no me considero un “lumbreras” pero intuyo que, esto es una medida política de gran alcance que, va más allá de lo que parece. Si al mismo tiempo que despiden a médicos de alto nivel, que no pueden ser sustituidos por becarios, contrataran en su lugar a personal nuevo, podría entenderse, pero esto no es así ya que las plazas son a extinguir. Las consecuencias que provoca esta medida es muy clara, el deterioro de la medicina pública a favor de la privada. Poco a poco se va degradando un modelo para engordar al otro. Considero que hay otras formas para que ambos sean compatibles sin que se fagociten entre ellos.

En resumen, la EXCELENCIA está tocada de muerte, claro que la excelencia no se ha creado para el pobre. Que fácil resulta destruir un modelo que ha costado años de esfuerzo y  de buena praxis. Las desigualdades irán aumentando y los que se  queden rezagados caerán fuera del sistema. Pero parece que no les importa la condición humana, para ellos existe otra forma de alcanzar la santificación y es a través del esfuerzo orientado al enriquecimiento aunque, para eso, tengan que empujar al infierno a otros que no se merecen  esta “gracia divina”.

El Roto
El ataque a los derechos humanos no solo afecta a la sanidad. La educación, la cobertura social, la dependencia e, incluso la propia democracia, también están damnificados. Pero no debemos “sobresaltar” a nuestros “apóstoles” que nos custodian con tanto amor y entrega. Y como yo nací, igual que tantos otros, programados para la compasión y el perdón ¡Les voy a dar una buena noticia!  Va para ellos, para los políticos que nos gobiernan con tanto celo. Que no tengan miedo. El Gobierno puede aceptar e imponer las nuevas restricciones que nos “recomienda” Bruselas. Aunque en los próximos años aumente la pobreza y el hambre no hay que preocuparse porque la FAO (Naciones Unidas) "insta a comer insectos contra el hambre que tienen tantas proteínas como la carne y su producción es más barata" (publicado el 13 de mayo de 2013). Podemos estar contentos porque en España nos sobran moscas y mosquitos para engordar a decenas de miles de familias.

Pero lo lamentable y especialmente importante, por su desgracia, es la percepción que tenemos los ciudadanos de nuestros políticos, los que nos gobiernan y también de la oposición. Metroscopia  ha publicado un sondeo donde del 60 al 87%  de la población desaprueban tanto la gestión política del Gobierno como la de la oposición.

¿Qué tendrá que pasar para que la “paz social” sea el número uno en las prioridades políticas?

Estamos viviendo en España “años de plomo”. Tardará mucho tiempo en recuperarse lo que se está perdiendo en un solo año. Las consecuencias se perciben ya y no solo por la “crisis económica”. Hay que llamar a las cosas como son, por su verdadero nombre. Estamos asistiendo a una “crisis global”, a un mundo que ha perdido sus referencias de humanidad, a un egocentrismo tan egoísta que valora más el bienestar material que el sufrimiento ajeno, este pragmatismo se ha convertido en el litmotiv de su propia ideología. Pero el resto de los ciudadanos necesitamos agarrarnos a la justicia, no podemos levantarnos de la depresión cuando afecta a tantas cosas, a lo social, a la política, la ética y, como no a la economía. La situación es tan grave que, los viejos sabios de nuestra sociedad, dicen que estamos viviendo una época de postguerra, incluso con  víctimas, perdidas y esparcidas por la ciudad, deambulando como zombis sin protección, sin cobijo y sin ilusiones en el futuro.

Esta situación social me recuerda la España de los años de la dictadura, un país gris que vivía asustado y con mucho miedo. Desgraciadamente, después de tanto tiempo estamos recuperando la conciencia de la “culpa”. Todo lo que sucede se debe a nuestros excesos, tenemos lo que nos merecemos. Sin embargo, los profetas y los apóstoles del “becerro de oro” nos mandan arengas continuamente como que con fe y con esperanza en dios saldremos de los problemas, tampoco podemos perder la ilusión” porque pronto nacerá un nuevo día donde todos seremos felices. Pero a los que nos guiais, no os preocupéis, porque ninguno de vosotros pasará hambre. En este mundo de los elegidos, el reino “dorado” os pertenece. Pero os avisamos que la gran “muchedumbre” de ociosos paraos trabajadores, se está cansando. Estamos hastiados de las mentiras y “nuestro sacrificio no será vuestra felicidad”.

La injusticia social nos inunda y nos ahoga cada día. Mientras tanto, estos “meapilas”, nos dicen que su esfuerzo lo hacen por nuestro bien, esta música me suena de algo. ¿Por qué, lo que hoy, creemos que son nuestros derechos, nos dicen que son EXCELENCIAS y LUJOS que no nos podemos permitir? Esta situación me produce un gran desasosiego. Los recuerdos me inquietan. Es verdad que en la postguerra la vida era mucho más sencilla y, a pesar de esto, disfrutábamos con las pequeñas cosas. Se vivía con muchas penalidades pero, hasta las cosas más insignificantes, nos despertaban la alegría que nos hacía amar lo cotidiano, las pequeñas cosas. Pero que no nos cuenten que esa sea la vida que deseamos ¡No os engañéis! ¡No nos vamos a resignar!  

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