jueves, 9 de mayo de 2013

“LA MUERTE TE SEÑALA CON EL DEDO”

Estaba paseando, plácidamente por mi barrio, cuando de pronto me encontré con un personaje muy particular, era la muerte con su guadaña. Al pasar por su lado me quedé observándolo y pensé en la estrategia de marketing de esta “efigie callejera”. Es curioso como la imaginación humana no tiene límites. Quizás, esta ingenua estatua, creyera que con su atuendo podría despertar en los turistas un sentimiento de misericordia y compasión para que se descargaran algunas monedas de sus bolsillos. Me extrañó y observé un viejo gorro negro donde estaba depositado el dinero y en él solo había calderilla, pero ¡Oh sorpresa! entre las monedas rubias se encontraba una muy reluciente de dos euros. Este donante, tan generoso, quizás se la dio para no desagraviarla y que pudiera pasar de largo por su lado sin que se fijara en él. Si eres un poco aprensivo te genera cierta inquietud al ver este espectro, es algo parecido a cuando te cruzas en la calle con un gato negro. ¡Qué mal rollo! No es agradable encontrarte a la vuelta de una esquina con la muerte, aunque todos tengamos que abrazarla tarde o temprano.

Las personas y los turistas que paseaban por la plaza, procuraban esquivarla y lo hacían caminando lo más lejos posible de ella, justo hacia la parte contraria. No es que hubiese miedo, solo era prevención. De pronto, pude observar que la gente que estaba en la plaza, se había fijado en mí y cuando me di cuenta, yo me encontraba solo frente a la muerte.

Miré a la estatua fijamente y mantuve la mirada durante varios minutos, la persona que iba disfrazada bajo esa túnica negra se puso un poco nerviosa y comenzó a moverse, cambiaba de postura y la guadaña la pasaba de una mano a otra. Con vehemencia y cierta frialdad, le dije: ¡Tú no sabes lo que estás haciendo! De nuevo hice una pausa de silencio y a continuación ¡Estás ocupando un lugar muy peligroso para ti! Esta situación consiguió ponerlo aún más inquieto. Continué con mi relato ¡Que sepas que estás bajo el arcángel San Miguel! Y es, nada más y nada menos, que el Jefe de todos los Ejércitos de Dios, así que tú sabrás con quien te estás jugando el cuello.
¡Ah! Y seguro que no conocerás las famosas plegarias a San Miguel Arcángel, hay una que dice: Príncipe de la Milicia Celestial, con la fuerza que Dios te ha dado, arroja al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos. Así que, no es por nada, pero seguro que con esa “pinta” que llevas te va a confundir con el maligno. Mira, en estos momentos veo al San Miguel Arcángel, lo tienes encima de tu cabeza y, además, tiene una espada en la mano derecha.
La efigie pasmada quedó atónita, miró hacia atrás y se destapó la capucha. El rostro que apareció era patético, se podía oler su miedo, tenía unas gafas gruesas de soldador, negras y redondas, junto a una máscara dorada que simulaba una calavera. Pero, ¡Hombre de dios! ¿A dónde vas con esa cara? La gente, cuando te vea, va a llorar, pero de risa.
Continué hablándole y le dije: Creo que estás perdiendo el tiempo, además de ser poco rentable. ¡Te estás jugando la vida, querido! Yo que tú cambiaba de estrategia, aquí la gente que pasa a tu lado te odia, te mira con asco y si pudieran te clavarían unas tijeras en el corazón. Te propongo un cambio de destino que, seguramente te reportará más beneficios, además de ser menos peligroso. Como sabes, más de la mitad de la población está muy descontenta y desengañada con la política y los políticos. Mi propuesta te va a servir para que la gente te vea de otra manera, con buenos ojos. Estoy seguro que cada día vas a llenar tu alforja con la solidaridad de los demás.
La respuesta fue el silencio, aunque ya conocemos que la muerte no habla nunca pero por sus gestos comprendí que estaba interesado en mi proposición, así que, le conté mi plan.
Se trata de innovar y de crear un nuevo “ESCRACHE”, sin violencia de ningún tipo. Hay que tener una actitud respetuosa y sobre todo muy digna. Sí, eres la muerte, pero debes ser defensora de los derechos humanos, la que nos iguala a todos, no eres inhumana y sí tan humana como la vida misma. Tu cuerpo debe de estar muy erguido, sin provocar en exceso, pero ¡Que acojone!  Tu trabajo sería ponerte ante los concejales, los alcaldes y los responsables políticos. Pero, tienes que hacerte muy visible, por lo que deberías hacer un letrero, bien grande y colocarlo sobre tu pecho y la espalda, debe decir con letra muy clara “SOY LA MUERTE”, de esta forma, como son personas muy cortitas, lo entenderán más fácilmente. Recuérdales a todos que tú representas la impermanencia, que la muerte es un acontecimiento natural, presente en la vida de todos los seres humanos y que no existe ningún hogar donde, alguna vez, no se haya producido alguna muerte, además, eres el lugar donde todos tenemos que ir algún día y de paso, lo más importante, procura que se enteren de la “MUERTE SOCIAL” de muchas personas que están condenadas al paro, la pobreza y algunos que incluso, la han pagado con su propia vida por los desahucios. Si todo va bien, yo calculo que, en un par de meses, puedes descansar para disfrutar durante algún tiempo de  un buen puñado de euros.
¡Qué! ¿Te parece bien? ¿Te has enterado? Pues ya sabes.
La estatua volvió a componer su figura, me hizo un gesto de complicidad y se tapó la cara con su gran capucha. Yo abandoné el lugar y le dejé un par de euros, por si las “moscas”…


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